jueves, abril 25

MUNDOS IMAGINARIOS

«El museo de los mundos imaginarios», exposición curada por Rodrigo Alonso y presentada en 2014 en el MAR (Museo de Arte Contemporáneo de Mar del Plata), desembarca en el Centro Cultural Recoleta desde este miércoles a las 19 con una serie de adaptaciones y el despliegue de casi 30 artistas visuales clásicos y contemporáneos de la Argentina, que exploran los universos creados por la fantasía.
Recorrer esta exposición puede representar un verdadero viaje a otro mundo, en principio por algunas de sus obras, tan grandes como impactantes. Desde la instalación de Marcela Cabutti «¡Mira cuántos barcos navegan aún!», donde un animal observa con añoranza a un barco de papel que se aleja, a “El silencio de las sirenas” de Eduardo Basualdo, un inmenso lago cuyo epicentro provoca una suerte de remolino.
Pero además se encuentra irreconocible en su disposición casi laberíntica aquel inmenso hangar que siempre asemejó ser la sala Cronopios, conectada con las salas J y C, con nuevos compartimentos, paredes de colores que cambian según los ambientes y hasta dos escaleras y una rampa que obligaron a elevar el suelo, un diseño audaz que corrió por cuenta de Daniel Fischer.
“La exposición reúne aproximadamente 70 obras de 30 artistas y existen tres temáticas que engloban a todas las obras: lo mágico, lo esotérico y los rituales; los animales mitológicos, como las sirenas; y el extrañamiento de lo cotidiano. Pero no están separados así en las salas, está todo mezclado”, explica a Télam el curador de la muestra Rodrigo Alonso, durante una recorrida por las salas.
El título de la muestra está inspirado en “El libro de los seres imaginarios” de Jorge Luis Borges, un inventario de criaturas y seres extraños, que sirvió tan solo de disparador para hablar aquí de lo fantástico, lúdico, ilusorio y mágico. “La muestra es bastante parecida a la de Mar del Plata, pero es más pequeña. La muestra en el MAR era más borgeana que esta, que sólo toma el nombre del libro”, aclara el curador.
De cualquier modo, si hay una referencia válida al autor de “El Aleph” es la obra que abre, en la sala J, el recorrido y además marca lo más alejado del arco temporal: una pieza de Xul Solar de 1920, «Marina», pintor amigo de Borges, que de manera indiscutida se abocó a crear nuevos mundos.
Astrólogo, místico y esotérico, Xul Solar erigió arquitecturas maravillosas, creó juegos y lenguas y vislumbró escenarios de unión para todas las naciones, las religiones y los hombres del planeta. Su presencia en esta exposición marca uno de los hitos en el recorrido.
Su obra introduce el tema de los universos mágicos y espirituales, que se continúa -con ecos de las culturas autóctonas y latinoamericanas- en los trabajos de Tadeo Muleiro, Anabel Vanoni, Tatiana Parcero y Leónidas Gambartes, amante de las milenarias figuras del norte argentino.
La literatura fantástica tiene su lugar también en la sala J en los trabajos de Raquel Forner, Duilio Pierri y Dolores Avendaño: esta última dio vida a los protagonistas de cuentos infantiles, entre ellos, al famoso aprendiz de mago Harry Potter.
«La sala Cronopios está poblada por situaciones expectantes y extrañas transformaciones», resume el curador sobre el espacio donde es posible hallar un tigre que acecha a un delgado joven en la obra de Ananké Asseff, lo que provoca sensaciones ominosas, como lo hacen también las criaturas que surgen de la imaginación de Fermín Eguía.
Las sirenas, presentes de forma tácita o implícita están no solo en la mencionada pieza de Basualdo, sino también en los personajes de Marcos López y Susan Consorte. Liliana Porter transmuta juguetes y souvenires en protagonistas de situaciones, entre asombrosas y adorables, en sus objetos, instalaciones y videos. Eugenia Calvo extrae magia de los espacios domésticos manipulando los muebles de su propia casa y Javier Bilatz invita al juego y la participación en su obra interactiva.
Imperdibles, en la sala C, los universos acuosos y luminosos del maestro Gyula Kosice en diálogo con la ballena del colectivo Proyecto Biopus. Este grupo de artistas se inspira en los invertebrados que devoran los huesos de las ballenas muertas depositadas en las profundidades de los océanos para dar vida a su instalación interactiva, en la cual el público es invitado a favorecer la migración de pequeños organismos luminosos a través de prótesis suaves y polimorfas.
Abunda la diversidad de disciplinas, que va de pinturas, dibujos e ilustraciones, a esculturas, instalaciones y animación. Casi como una extraña coincidencia, se puede comenzar a recorrer la muestra por cualquier parte de las salas Cronopios, J (Julio) y C (Cortázar), tal como un capítulo de «Rayuela».
Completan la exhibición obras de Amadeo Azar, Érica Bohm, Alejandro Gabriel, Sebastián Gordín, Javier Mrad, San Poggio, RES, Silvia Rivas, Paula Toto Blake y Carlos Trilnick.
«El museo de los mundos imaginarios» se podrá visitar hasta el 24 de abril de 2017 en las salas Cronopios, J y C del Centro Cultural Recoleta, Junín 1930 (CABA), con entrada libre y gratuita.

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