jueves, marzo 28

WORPSWEDE

Hasta el 04 de abril de 2011, el Museo Nacional de Arte Decorativo de Avenida del Libertador 1902, de martes a domingo de 14 a 19 hs, con entrada libre y gratuita, se expone la muestra  Paula Modersohn-Becker y los Artistas De Worpswede.

“…supiste comprenderla pues: la abundancia de los frutos./ Los ponías en fuentes frente a ti/ y con colores compensabas su peso./ Y así como a los frutos contemplabas a las mujeres/ y a los niños, impelidos desde su interior/ a las formas de su existencia. /Y por último te veías a ti misma como a un fruto/ te quitabas tus ropas, te llevabas/ frente al espejo y lo dejabas penetrarte/ excepto a tu mirada; tu mirada excelsa quedaba afuera/ y no decía: esa soy yo, no. decía: esto es./ Y así falta de urgencia era al final tu mirada/ tan despojada, tan auténticamente pobre/ que ni a ti misma codiciaba: santa…”

Los versos corresponden al poema Réquiem por una amiga que Rainer María Rilke dedicó a su amiga Paula Modersohn-Becker conmovido por su muerte temprana, a los 31 años, tras el nacimiento de su hija. Rilke mantenía de hecho una estrecha amistad con la pintora alemana y sus colegas de la comunidad de artistas de Worpswede, cerca de Bremen. Fue ella quien le abrió los ojos a la pintura de Cézanne: del entusiasmo común por el pintor francés fue que surgieron las Cartas sobre Cézanne, de Rilke.

Paula Modersohn-Becker (1876-1907) formó parte de un movimiento que predicaba el retorno a la naturaleza y a los valores simples de los campesinos. En este grupo de artistas independientes se contaban entre otros Fritz Mackensen, Hans am Ende, Otto Modersohn (con quien Paula se casó en 1901), Heinrich Vogeler y la escultora Clara Westhoff. A lo largo de su breve vida y en sus escasos catorce años de actividad plástica, Paula Modersohn-Becker llegó a realizar 750 pinturas, varios grabados y más de mil dibujos. De familia acomodada -y como en Alemania predominaba el arte académico que ella rechazaba-, pasó varias temporadas en París, epicentro de la innovación artística. Así fue como desarrolló un estilo original, de vanguardia, producto de múltiples influencias: cree en Cézanne, van Gogh y Gauguin pero no para imitarlos, sino que sus estilos refuerzan su búsqueda de una naturaleza interior, propia. “Cuando uno pinta es mejor pensar en el sentimiento propio que en la naturaleza en sí”, decía la artista.

Del círculo de Worpswede fue Paula Modersohn-Becker la que se destacó con un aporte fundamental para el arte moderno. Esta muestra que protagonizan sus dibujos y grabados se complementa con obras de varios artistas de Worpswede, realizadas entre 1895 y 1905.En su conjunto, dan una idea significativa de la revolución que el ojo y la técnica de los artistas alemanes fueron trazando en la bisagra entre dos siglos, hace de esto más de cien años.

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