viernes, abril 19

NADIE ELIGE VIVIR EN LA CALLE

La muerte de Adrián Alejandro «Pechito» Ferreiro, el hombre que vivió 12 años junto a sus perros en la esquina de Scalabrini Ortiz y Santa Fe, en el barrio porteño de Palermo, revela la falta de políticas públicas ya que hay 17.000 personas en esa condición «que nadie elige», aseguraron hoy referentes de la problemática de la gente en situación de calle.
«Ojalá que el caso de `Pechito` sea un detonante para atender esta problemática, aunque yo no lo creo, pero lo cierto es que el estado no puede seguir sosteniendo muertes en la calle por falta de políticas públicas», expresó Horacio Avila, integrante de Proyecto 7 y del Centro de Integración Monteagudo, de Parque Patricios.
En la ciudad de Buenos Aires hay «17.000 personas en situación de calle y 700.000 con emergencia habitacional», dijo tras señalar que «la diferencia de la muerte de Pechito con tantos otros es que este caso tomó visibilidad, sino hubiese sido un NN más, por eso es importante hacer algo, por él y por todas las muertes que se vienen».
«Pechito» tenía 40 años cuando murió el sábado pasado tras sufrir un profundo deterioro de su salud; primero había desaparecido de la esquina donde permaneció años junto con sus dos perros, «Pechín» y «Galo», por lo que los vecinos emprendieron su búsqueda y luego fue internado en el hospital.
En estos días gente del barrio y algunos legisladores porteños realizaron distintas acciones de recordación, ya que el hombre tenía un buen trato con los vecinos, e iniciaron acciones vinculadas a denuncias por «abandono de persona» al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
«Por un lado los vecinos lo sostenían, pero por otro lado uno no se explica cómo nadie hizo nada para evitar que siga durmiendo en la calle», enfatizó Avila.
En este sentido, dijo que «creo que está mal que ahora se esté tratando de convertir en mártir a una persona que de haber actuado antes, porque Pechito estuvo 12 años en ese lugar a la vista de todos, probablemente no hubiera fallecido».
«No me olvido de las últimas notas que le hicieron donde decía claramente que estaba ahí esperando su muerte, ninguno de nosotros supo interpretar su mensaje», destacó.
A su vez, Florencia Montes Páez, de la organización `No tan distintas`, que trata la problemática de las mujeres en situación de vulnerabilidad social, señaló: «venimos exigiendo que haya políticas públicas integradoras en la ciudad para evitar estas situaciones», dijo en relación a la muerte de `Pechito`.
Asimismo, añadió que «este caso tiene dos aristas, una la ausencia estatal que permite que esto pase, y lo otro es el tema de cómo esta muerte cobró renombre cuando en realidad hay muchos casos».
«Esto habla -precisó- de la frivolidad de la gente de esa zona de Palermo, donde estaba `Pechito`, porque en el relato, la gente dice que `era buena persona`, `qué lástima que se murió alguien bueno` cuando en realidad estamos hablando de una persona que tenía sus derechos vulnerados».
Montes Páez expresó también que para los vecinos, este hombre «era como un adorno del barrio, como un cachorrito, lo cual es terrible, pero además lo que hay que entender es que nadie elige vivir en la calle».
En este sentido, también se expresó el referente de Proyecto 7 al plantear que «`Pechito` estaba sufriendo un montón, como sufrí yo los 7 años que viví en la calle y como sufren todos los que están en esa situación; nadie quiere vivir en la calle».
Avila dijo, en relación a ideas que están instaladas acerca de que la gente que vive en la calle es porque quiere, o que no tiene interés en salir de esa condición, que «le discuto a quien sea que nadie quiere estar en la calle, lo digo desde la experiencia, no conocí a nadie elegir eso como opción de vida».
«Nadie -continuó- elige pasar por esa situación, pero hay una cuestión muy compleja, anímica, psicológica, emocional y un contexto que no da una salida válida, hay que indagar más profundo este problema; en el Centro Monteagudo hay gente que estuvo 20 años en la calle y sólo aceptó venir acá».
Expresó que «también hay circunstancias determinadas para que una persona pueda empezar a salir; pero a la vez es muy loco, desde lo psicológico, que una persona quiera volver a un lugar que lo expulsó y que además nadie te asegura de que no vuelvan a expulsarte».
Después viene la adaptación a un modo de supervivencia «porque si no te morís», precisó el referente de Proyecto 7 en relación a los mecanismos y rebusques que surgen para sobrevivir en la calle, ante la mirada indiferente de la sociedad.

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