viernes, abril 19

LAS COMPARSAS AFROPORTEÑAS

Hacia 1870 los afroporteños comenzaron a participar en el carnaval agrupados en sociedades carnavalescas o comparsas, las cuales había femeninas, masculinas o mixtas. Si bien su razón de ser era la participación en carnaval, como muchas de ellas tenían local propio, se sabe que ensayaban todo el año, realizaban tertulias y bailes para recaudar dinero y brindaban a sus socios/as clases de música. De igual modo, cada una tenía su reglamento, comisión directiva, días de ensayo y una línea estilística que definía la indumentaria y el repertorio. En la arena pública en que estas comparsas cumplían sus exhibiciones, había una disputa de sentido respecto a qué prácticas música les eran más propias a realizar. Por ello es que, básicamente, había dos tipos de comparsas: las que hacían candombe con instrumentos tradicionales y las que tocaban marchas y danzas de salón con instrumentos europeos. Imbuidos fuertemente en el espíritu europeizante que ya gravitaba en Buenos Aires, el grueso de los afroporteños preferían las comparsas “a la europea”, como epítome de modernidad,mofándose de las “a la africana”, cual resabios primitivos de una época que debía olvidarse.

Sólo entre 1873-1882 las comparsas afroporteñas (de ambos estilos) sumaban más de setenta, contando cada una entre diez y sesenta integrantes. Probablemente las de corte europeo haya sido uno de los contextos sociales en que se gestó el tango. Su repertorio aún no ha sido estudiado en detalle y se lo conoce parcialmente pues los periódicos negros publicaban las letras, nunca su música (aunque algunas pudieron documentarse etnográficamente al estar vigentes entre los afroporteños). Se trata de himnos, marchas, valses, chotis, polcas, varsovianas, mazurcas, habaneras y tangos.

Si bien muchos de estos géneros son, en principio, europeos, nada impide inferir que los negros los interpretaran introduciendo modos estilísticos propios. Homólogo proceso de tradicionalización se dio en la música criolla con géneros como el vals, la mazurca y la polca que indiscutiblemente arraigaron en nuestro folclore con características sui géneris. En ese marco embrionario de la que hoy es música ciudadana, géneros de bailes como habanera, danza, danza habanera, danza americana y tango, entre otros, eran rótulos fácilmente intercambiables entre sí en el marco de una misma y ebulliciente realidad sonora. No es de extrañar, pues, el parecido formal y contextual entre ellos en el ámbito de las comparsas afroporteñas.

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