miércoles, abril 24

VIOLENCIA SIMBÓLICA, NO LA VEMOS PERO NOS ATRAVIESA

por Marisol Andrés*

Durante todo el año, desde Grow- género y trabajo estamos implementando una campaña de sensibilización sobre violencia simbólica, una de las más difíciles de identificar. En esta nota nos proponemos reflexionar sobre ella y el impacto que tiene en la vida de las personas.

¿Por qué hablar de violencia simbólica?

En los últimos años, en nuestro trabajo cotidiano con distintas organizaciones, comenzamos a observar que en los espacios laborales ciertas conductas o comportamientos aparecían fuertemente naturalizados: comentarios que reproducen estereotipos, asignación de roles según el género, «chistes» sobre la apariencia física y/u orientación sexual, entre otros. No obstante, las personas no logran identificar que estas acciones son violencia simbólica.

Vale mencionar que en nuestro país este tipo de violencia se encuentra definida en la Ley 26.485 de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres como aquella que «a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos transmita y reproduzca dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales».

En este marco, desde Grow decidimos analizar qué tan frecuentes son estas situaciones y cómo impactan en el desarrollo profesional de las personas. Para ello, lanzamos una encuesta online con el objetivo de relevar experiencias.

Para transformar la realidad, primero hay que conocerla

Entre los principales hallazgos se puede mencionar que las mujeres cis y las personas de otras identidades de género experimentan violencia simbólica en mayor medida (90% y 86% respectivamente) que los varones cis (45%).

Además, el 44% de las mujeres cis escuchó alguna vez que «las mujeres no tienen facilidad para determinada actividad (como las matemáticas, el deporte u otro)». Por otra parte, en las entrevistas laborales es a ellas a quienes más se les pregunta por sus planes familiares (47% versus 29% de los varones cis); y el 39% de las personas respondientes indicaron haber escuchado que «las mujeres con hijos/as faltan mucho».

Estos sesgos y comentarios impactan no solo en su autoestima sino también en las elecciones de carrera, en las posibilidades de acceso al empleo, en su desarrollo profesional y en el clima de trabajo en el que se desenvuelven.

¿Por qué la violencia simbólica debería interpelar a todas las personas?

Nuestra cultura produce y reproduce de manera permanente mensajes y valores que son violencia simbólica: en las canciones que escuchamos, en las publicidades que vemos, en los ámbitos educativos, deportivos, laborales. Como se encuentra inmersa en la vida social, todas las personas podemos ejercerla o experimentarla.

Desde Grow consideramos que la transformación es colectiva. Nuestro aporte este año consiste en invitar al intercambio y la reflexión mediante las acciones y los contenidos que desarrollamos. Visibilizar la violencia simbólica y sus efectos negativos sobre las personas es un primer paso para que en un futuro próximo, deje de estar presente en nuestras vidas.

* Coordinadora de comunicación de Grow- género y trabajo, organización cuyo propósito es generar espacios de trabajo diversos, inclusivos y libres de violencia.

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