viernes, marzo 29

TRATA, EN PRIMERA PERSONA

El proceso de reconstrucción de una mujer sobreviviente de la explotación sexual fue relatado en primera persona por Alika Kinan durante el Segundo Encuentro Patagónico sobre Trata que culminó hoy en Neuquén, en el que hubo propuestas para la reinserción de víctimas, análisis del rol de la prensa y el planteo acerca de los hombres que consumen prostitución.
«Nadie quiere una hija, una madre, una hermana puta: son los mismos que mucha veces compran el cuerpo de las mujeres para sostener su situación de ‘hombres’. Surge de la estructura patriarcal que hay que desarmar. No podemos legitimar el trabajo el sexual», dijo Kinan en una entrevista con Télam e Infojus Noticias.
Ella fue rescata en el año 2012 durante un allanamiento en la whiskería Sheik, de Tierra del Fuego, provincia a la que llegó en 1996 y donde vive actualmente con sus cinco hijas y su esposo, trabajando en la universidad, estudiando sociología y militando contra la reglamentación de la prostitución y por el rescate de más mujeres.
«No existe la libre elección en una situación de explotación. Elegís cuando tenés distintas opciones, y en este caso sólo tenés un camino», afirmó la mujer que «se está construyendo nuevamente», tal como definió.
Alika es apasionada, gesticula, se ríe mientras habla con las periodistas. El silencio llega cuando se le pregunta cómo explica su historia a sus hijas. Se repone: «La mayor, de 15, sabe todo. La tengo que armar para que tolere los discursos externos. Fui instalando el tema en nuestras charlas. Las otras no lo saben. Voy abriendo el camino».
«Me siento orgullosa ahora, por mi militancia, por lo que dejo, por el mensaje que doy, porque a través de una vivencia cuento cómo sobreviví: soy una sobreviviente que hoy lo puede contar», resumió, e insistió en que «no se puede reglamentar la prostitución».
«Hablamos de hombres que ejercen poder sobre el cuerpo de mujeres… no hay garantías posible. Lo único que esperás es que no te pegue, no te mate y que el turno termine pronto. ¿De que garantía me hablan?», cuestionó.
Y reafirmó que «no existe el trabajo sexual, y mucho menos, el trabajo sexual seguro».
Lo sabe Alika, nieta, sobrina e hija de mujeres que estuvieron en situación de prostitución. Iba a un colegio costoso de su Córdoba natal cuando sus padres la abandonaron a los 16 años y la dejaron a cargo de su hermana de 10. Lo único que conocía para dejar de tener hambre era la prostitución.
«Cuando entendí que estaba repitiendo la historia de las mujeres de mi familia, cuando pude reconocerme como víctima, ahí comencé a reconstruirme. Se lo debo a María, la secretaria de la fiscalía, que me lo hizo ver cuando llegué allí luego del allanamiento en el 2012», reconoció.
Actualmente, ella participa de los juicios por trata y explotación sexual, es querellante de sus proxenetas y habla con cada fiscal para que «recuerden que lo que hacen, lo hacen por mí y por miles de mujeres».
La mujer, fuerte y potente, no tiene prurito en decir que sale temblando después de cada juicio que presencia, de cada declaración, de cada «debate con las reglamentaristas de la prostitución», y de cada charla, como la que dio en el Congreso donde tuvo un intercambio duro, que luego fue charla íntima, con mujeres que se reconocen como trabajadoras sexuales.
Durante la última jornada del congreso, Graciela Collantes, de la Asociación de Mujeres Argentinas por los Derechos Humanos y también sobreviviente de explotación sexual, compartió los proyectos de las ONG para la reinserción de víctimas, en tanto Florencia Alcaraz y Silvina Molina de la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género hablaron del correcto tratamiento mediático de la temática.
En tanto, el psicoanalista Juan Carlos Volnovich problematizó y criticó a los hombres consumidores de prostitución en una conferencia que va a tono con su libro «Ir de putas».
El Congreso, que se hace a 10 años de la desaparición de Florencia Penacchi, oriunda de Neuquén a quien se vio por última vez en Buenos Aires, abordó una variedad de temas en mesas donde especialistas dialogaron con el público por iniciativa de la Fundación Irene, ONG que realiza tareas preventivas y asiste a víctimas de trata, con el apoyo de la Universidad Nacional del Comahue, donde se realizó el encuentro.

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