
El sistema tributario de la Ciudad de Buenos Aires atraviesa un momento crucial. La tendencia hacia una mayor regresividad, con crecientes impuestos al consumo y disminución de los tributos a la propiedad, acompañado del crecimiento sin control de las exenciones fiscales, plantea desafíos importantes para el diseño de políticas públicas. La implementación de una agenda fiscal progresiva, que combine equidad y eficiencia, requiere información actualizada y mecanismos de control que aún están pendientes.
por Lucía Pereyra
Entre la regresividad impositiva y la falta de control en las exenciones
A días de las elecciones legislativas de la ciudad de Buenos Aires, que se desarrollarán el domingo 18 de mayo, la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) ha puesto a disposición de los equipos técnicos de las y los candidatos dos informes que examinan con detalle el sistema tributario porteño y el gasto tributario vinculado a regímenes especiales de exención fiscal. El propósito central de esta iniciativa es ofrecer insumos técnicos que ayuden a nutrir una agenda legislativa orientada hacia una política tributaria más progresiva, equitativa y transparente. Estos documentos revelan una serie de tendencias preocupantes que describen el modo en que la Ciudad de Buenos Aires recauda y administra sus recursos fiscales, poniendo en evidencia la creciente regresividad del sistema tributario y la falta de mecanismos claros para evaluar el impacto y la eficacia de múltiples exenciones impositivas vigentes.
Aumento de la regresividad tributaria: un sistema que descarga más sobre quienes menos tienen
En las últimas décadas, ocurrió un cambio significativo en la estructura impositiva de la Ciudad. En términos sencillos, se observa que quienes cuentan con ingresos menores terminan pagando un porcentaje más alto de su renta en impuestos que aquellas personas con mayores ingresos. Esta característica se denomina regresividad fiscal, y es contraria a la idea de justicia tributaria progresiva, donde la carga debería recaer más sobre los que más pueden contribuir.
De acuerdo con los datos proporcionados en los informes, el 92% de la recaudación porteña proviene de impuestos al consumo y a las transacciones. Este porcentaje creció de forma contundente en un período que abarca desde 1997 hasta 2024, cuando la estructura pasó de estar integrada por un 66% de estos gravámenes a un abrumador 92% en 2023. La variable clave dentro de este fenómeno ha sido el impuesto sobre los ingresos brutos, que actualmente representa un 87% de la recaudación total.
En contraste, los impuestos considerados más progresivos, aquellos que gravan la propiedad —como el ABL (alumbrado, barrido y limpieza) y las patentes de vehículos—, han perdido peso en la recaudación. En concreto, en 1997 estos impuestos constituían el 30% del total recaudado, mientras que en 2023 apenas llegan al 7,4%. Cuando se desglosan, el ABL cayó del 18% al 4%, y las patentes regresaron del 12% al 3% en ese mismo lapso.
Este descenso se da en un contexto en el cual la base inmobiliaria de la Ciudad y el valor general de las propiedades crecieron, lo que indica que existieron oportunidades claras para aumentar la recaudación sobre estos bienes con impuestos de carácter más progresivo. La reducción en la participación de estos tributos muestra, por ende, un desplazamiento hacia un sistema menos equilibrado y menos justo, donde el gravamen se concentra en el consumo —un impuesto que afecta a todos en términos absolutos por igual, independientemente de su nivel de ingresos— y disminuye sobre la riqueza.
Aumento exponencial de beneficios sin mecanismos de control ni evaluación
El segundo eje de análisis que plantean los informes de ACIJ está relacionado con el gasto tributario, es decir, las exenciones, bonificaciones y regímenes especiales mediante los cuales la Ciudad reduce o perdona el pago de determinados impuestos a sectores específicos.
Entre 2008 y 2025, el peso del gasto tributario sobre el presupuesto total de la Ciudad ha aumentado de forma notable, pasando de representar un 0,59% al 2,83%. En términos absolutos, esto implica que en 2025 el costo estimado por estas exenciones será cinco veces superior al registrado en 2009.
Este crecimiento sostenido conmueve la lógica fiscal y el diseño de un sistema eficiente, ya que simultáneamente no existen herramientas o mecanismos específicos para monitorear, evaluar o revisar si tales beneficios cumplen con los objetivos para los cuales fueron creados. En particular, para los denominados “distritos económicos”, la ausencia de datos públicos dificulta cualquier tipo de evaluación objetiva respecto a su efectividad.
Un claro ejemplo es el Distrito Tecnológico, que es actualmente el régimen de mayor impacto presupuestario. En 2020, representaba un gasto tributario total de 69,8 millones de dólares; para 2023, esta cifra escaló hasta los 168,6 millones de dólares. Además, la cantidad de empresas beneficiadas creció un 41% en ese período. Aun más, el gasto ejecutado superó en un 60% el presupuesto inicialmente aprobado, y en ciertos años llegó a quintuplicar las previsiones. Este régimen muestra una distribución concentrada de beneficios: en 2023, el Distrito Tecnológico otorgó exenciones promedio por empresa de aproximadamente 186 millones de pesos.
Por otra parte, la Ciudad no publica información sistemática sobre gasto ejecutado, beneficiarios o resultados, ni hay informes públicos sobre desempeño, impacto territorial o social de los regímenes de exenciones. Según los datos a los que accedió ACIJ a través de pedidos de acceso a la información, comparado con otras jurisdicciones del país, CABA presenta niveles de gasto tributario estimado similares a los de la Provincia de Buenos Aires y Córdoba, pero con menores instancias de control y evaluación.
El análisis indica que la distribución de estos beneficios es altamente concentrada, lo que genera dudas respecto a una potencial concentración de privilegios y al logro de políticas fiscales alineadas con los principios de equidad y cohesión social.
Implicancias para la agenda política porteña
En el contexto electoral, el aporte de información técnica y detallada por parte de ACIJ es fundamental para que quienes aspiran a representar a los vecinos y vecinas de la Ciudad puedan gestionar con conocimiento y compromiso un tema central como lo es el sistema tributario local.
La evidencia contenida en estos informes invita a repensar la estrategia tributaria desde una perspectiva de justicia social. Fortalecer los impuestos progresivos y equilibrar la carga impositiva hacia quienes poseen más, acompañado de un control exhaustivo y evaluación continua de las exenciones fiscales, pueden ser valores centrales para construir una Ciudad más justa y transparente.
Sin duda, esta radiografía será una herramienta clave para orientar las propuestas y fiscalizaciones orientadas a lograr un sistema tributario porteño que no perjudique a los sectores vulnerables, que sea eficiente en la administración del gasto y que garantice la transparencia que la ciudadanía demanda.