jueves, marzo 28

PASCUAL CONTURSI

   Por Mónica Oporto

Pascual Contursi está considerado el fundador del tango-canción y, en palabras de José Remón, llevó el tango «de los pies a los labios», dándole letras y personalidad diferente, imprimiéndole a la música ciudadana un nuevo perfil, el del hombre que lamenta la pérdida de un amor, el abandono, la frustración de una pareja que se separa. Las letras pasaron a contar historias, a narrar sentimientos, a manifestar dolores y angustias.

Nacido en la localidad bonaerense de Chivilcoy un 18 de noviembre de 1888, e hijo de inmigrantes italianos, era pequeño cuando la familia se trasladó a la ciudad de Buenos Aires para instalarse en el barrio de San Cristóbal. Durante su juventud ya cantaba canciones criollas que acompañaba con su guitarra y también fue titiritero y vendedor de zapatos.

En 1914 decidió probar suerte y se trasladó a Montevideo, donde trabajó en famosos locales como el Royal Pigalle y el Moulin Rouge. A veces cantaba con su guitarra, otras veces músicos famosos lo acompañaron, como Carlos Warren, y por lo general se mantenía «pasando el platito».

Comenzó por aquellos días a poner letras a algunos tangos, como » El flete», de Vicente Greco, «El matasanos», de Francisco Canaro, pero fue con «Lita», de Samuel Castriota, que saltó a la fama.

La nueva versión llevaría como nombre «Mi noche triste». Carlos Gardel la incorporó a su repertorio, la estrenó en el Teatro Esmeralda a principios de 1917 y fue quien sugirió a Elías Alippi y Enrique Muiño -ambos al frente de una compañía teatral- la inclusión de la bella canción en el sainete «Los dientes del perro», de José González Castillo y Alberto Weischach. El 19 de abril de 1918, acompañada por la orquesta de Roberto Firpo, la cantó Manolita Poli, la «primera dama joven de la compañía Muñoz-Alippi», transformándola de inmediato en un éxito rotundo.

Contursi también le puso letra a «La Cumparsita», de Gerardo Matos Rodríguez, rebautizándola «Si supieras», lo que dio lugar a un pleito judicial que se zanjó a favor de Matos Rodríguez recién en 1948, el mismo año de la muerte del célebre compositor uruguayo.

Además de letrista, fue también arreglador de tangos y creador de sainetes en colaboración con reconocidas figuras como Ivo Pelay, Bellini y el mismo Alippi, ocupación con la que obtuvo ingresos suficientes para hacer realidad su sueño de viajar. Vivió en París y entre 1926 y 1928 residió en España, pero cuando regresó a Buenos Aires ya manifestaba los síntomas de una enfermedad mental que lo llevaría a la internación en el Hospicio de las Mercedes.

Justamente ahí falleció el 29 de mayo de 1932, cuando apenas tenía 43 años y dejaba atrás una copiosa producción de tangos a los que había dado la palabra.

El poeta Leopoldo Lugones lo recordó en su «Romancero»: Chicas que arrastran en el tango, /con languidez un tanto cursi /la desdicha de Flor de Fango /Trovada en letra de Contursi» y Celedonio Flores lo evoca en su «Corrientes y Esmeralda»: «Te glosa en poemas Carlos de la Púa / y el pobre Contursi fue tu amigo

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