viernes, marzo 29

MARILÚ MARINI EN EL CCK

por Laura Ferré

Marilú Marini, actriz exquisita y amiga del escritor Copi, estrena esta noche «El día de una soñadora (y otros momentos)», montaje de Pierre Maillet sobre dos textos del autor argentino, junto al el piano de Lawrence Lehérissey, puesta en francés con subtítulos en castellano que se verá también mañana, el domingo y el lunes en la Sala Argentina del CCK, Sarmiento 151, con entrada gratuita.
Marini reparte su talento entre Francia y Buenos Aires, donde pudo transitar por la geografía teatral del universo de Copi que, dice, «por suerte aún continúa despitándonos».
Marini es, de hecho, la que hizo la primera versión en Francia de «La mujer sentada» sobre el cómic homónimo del escritor, que trajo a la Argentina en 1998, con una puesta en el San Martín, donde fue dirigida y acompañada en escena por Alfredo Arias.
La artista sirve café, convida bombones y se presta a la charla desde una total amabilidad, mientras el sol se cuela por los ventanales de su camarín para iluminar un perchero donde descansan prendas de lentejuelas, zapatos con aires parisinos y una boa que en apenas unas horas la vestirán para recorrer los textos de Copi «El día de una soñadora (y otros momentos)» y «Río de la Plata», prólogo de una novela que no llegó a ser.
– ¿La puesta es un reencuentro con Copi?
– (Sonríe) Se trata de un montaje creado por Pierre Maillet a partir de dos de sus textos para presentar el año pasado en un festival en Italia, finalmente no lo estrenamos allá y lo estrenamos en noviembre del año pasado en Lyon. Sentí entonces como si Copi nos estuviera acompañando en un momento muy difícil, los atentados terroristas en Francia ocurrieron el 17 de noviembre. La situación era tan densa, tan de muerte, se vivía entre la indignación, el dolor y el terror inexplicable, que poder trabajar su material nos salvó de caer en aquella negrura que se estaba viviendo.
-«Río de la Plata» es casi un monólogo…
– Exactamente, es una confesión íntima realizada con su sello de vuelo poético delicado y elegante, habla del pasaje de una cultura a otra, de cómo vivir en otro mundo social, cultural y de los imaginarios de cada universo y lo hace desde una distancia dada por su humor y el conocimiento profundo sobre un ir y venir permanente.
– ¿Tiene que ver con tu forma de vida?
– Me corresponde de alguna forma, por la experiencia y la forma de dibujar mi trayecto, mi historia de vida, aunque él no quería ponerse el uniforme de exiliado. Detestaba los clichés y cualquier signo de complacencia sentimental hacia algo; era muy terminante y drástico cuando no quería adherir a cierta causa, pero gracias a lo que trabajamos con el director pude descubrir que en el monólogo es como si yo encarnara a Copi, directamente.
– ¿Tu relación con Copi te marcó en lo artístico?
– Hubo, hay un encuentro, una complicidad fuerte entre nosotros que no pasa solamente por un hallazgo intelectual, pasa por un acercamiento intuitivo, afectivo, porque a mí su humor me hace reír muchísimo, sus modos del absurdo, además de una sutileza e inteligencia tan afiladas, a él lo rodeaba gente dotada de una peculiar manera de ver la realidad, pensadores reales como Michel Foucault, quien era su admirador y tenía un dibujito realizado por Copi sobre su mesita de luz.
– ¿Pensás a tus personajes desde un lugar afectivo?
– En el teatro a la gente no le pasa nada con lo que interpretás si no lo pasás por tu parte afectiva; sino existe un afecto hacia el personaje, no pasa nada. Fundamentalmente pienso que a los personajes hay que quererlos aunque sean detestables y siniestros para que puedan alcanzar al público. No basta el pasaje por el bagaje técnico que cada uno posea, sino por el entramado afectivo.
– ¿Qué expectativas tenés en relación al estreno?
– Para Pierre, Marcial Di Fonzo Bo (actor argentino que reina en la escena francesa, una de las voces que sonarán en las funciones) y para mí resulta emocionante hacerlo aquí, porque conocemos el proceso de trasladarse a otra cultura, cobrar otro cuerpo en otro medio. El espectáculo cobra otro sentido, en Francia es como si uno mostrara algo a través de una vitrina, o quisiera hacer conocer algo de lo que constituye el alma y la carne de un argentino. En cambio, aquí varias cuestiones del texto son compartidas con la gente que nos viene a ver, entonces gana una dimensión emotiva: el cuerpo que mostramos sobre el escenario es compartido con el de quienes nos vienen a ver. La gente de mi generación va a encontrar pedazos de su vida, y los más jóvenes pueden descubrir cuestiones que ya conocen a través de alguien encargado de llevar adelante una suerte de transmisión oral, como sucede en las tribus donde los ancianos transmiten la tradición y algo de vida a las generaciones más jóvenes.
Marini seguirá en Buenos Aires hasta noviembre, ya que en agosto estrenará un espectáculo de canciones junto a Alejandro Tantanián sobre textos de Santiago Loza, mientras su creación de una madre dada a las copas y a ciertos destratos en «Silencios de familia» (El Trece) sigue su periplo televisivo.
El día de una soñadora (y otros momentos), puede verse hoy, mañana y el domingo, a las 20 y el lunes, a las 18, con las voces en off de Di Fonzo Bo, Michael Lonsdale y Maillet.
En el marco de estas presentaciones, Marini, Maillet y Di Fonzo Bo leerán pasajes de dos novelas de Copi: la primera, «El uruguayo» (1973), y la última, «La internacional Argentina» (1984), que describe el París de los años ’80, el martes y el miércoles, a las 19, en el Auditorio 612 del CCK, junto con animaciones de «La mujer sentada»

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