jueves, diciembre 4

DÍA DEL MÉDICO

Cada 3 de diciembre, cuando Argentina celebra el Día del Médico, no solo homenajeamos una profesión; celebramos una tradición de vocación, humildad y compromiso social que ha forjado la historia sanitaria de nuestro país. Es un momento para reflexionar sobre la ética inquebrantable que debe guiar a quienes tienen la inmensa responsabilidad de cuidar la vida.

por Juan Antonio Pivetta*

La medicina argentina posee una rica estirpe de figuras que, como investigadores y sanitaristas, demostraron que su labor es mucho más que una ciencia: es una herramienta de transformación social.

Recorriendo la historia, encontramos figuras ineludibles, comenzando por la vocación pionera de Cecilia Grierson —la primera médica argentina, un faro de dedicación y apertura que trascendió barreras—. Sin dudas, uno de los médicos más reconocidos en nuestro país fue el Dr. Ramón Carrillo, quien se desempeñó como Ministro de Salud en el primer gobierno de Juan Domingo Perón y fue protagonista de la construcción de 22 hospitales y 22 mil camas para internación. Un referente contemporáneo es el Dr. René Favaloro, médico cirujano, escritor y de gran humildad.

La lista se extiende a sanitaristas que dejaron una huella profunda en la política social, como el Dr. Arturo Oñativia, impulsor de políticas de medicamentos esenciales y su visión del medicamento como bien social, y el Dr. Aldo Neri, promotor de políticas de integración del sistema; ambos, precursores en políticas públicas sanitarias. Además del reconocimiento local, nuestro país tiene el orgullo de contar con dos premios Nobel de Medicina: los doctores Luis Federico Leloir (1906-1987), médico y bioquímico, y Bernardo Houssay (1887-1971), médico fisiólogo y fundador del CONICET en 1958.

Estos profesionales dedicaron sus vidas, con una ética digna, a encontrar curas y a mejorar la calidad de vida de la población, sin perder de vista la visión social, y muchos de ellos fueron muy importantes a la hora de la generación de políticas públicas. Su legado, sin embargo, nos recuerda que esa ética profesional se ve hoy amenazada por la mercantilización. El avance de la ciencia y la tecnología, si bien es bienvenido, ha generado cuantiosos requerimientos económicos que ponen en tensión el acceso y la equidad.

El Mutualismo como defensor del legado ético
Es precisamente en este contexto donde el mutualismo en salud cobra su máxima relevancia. La convicción en la solidaridad y la ayuda mutua que llevó a los fundadores de nuestras entidades a crear servicios asistenciales fue una respuesta directa a la necesidad de garantizar que el acceso a los avances médicos no fuera un privilegio, sino un derecho colectivo.

Nuestras entidades se erigen sobre la base de que la salud debe ser abordada desde una perspectiva humana, rechazando la visión puramente comercial. La ética del médico vocacional, que mira al paciente antes que al incentivo económico, es la misma que late en el corazón de cada mutual que integramos en FAMSA.

Hoy, ante un sistema sanitario complejo y fragmentado, nuestro compromiso como Federación se reafirma: debemos ser la voz que defienda y promueva esa ética profesional en la política sanitaria nacional. Honrar el Día del Médico implica exigir y acompañar un ejercicio profesional en el que la vida y el bienestar de las personas sean el principio rector de cada decisión.

A los médicos y médicas que a diario entregan su saber con vocación y un profundo sentido de la justicia social, nuestro más sincero reconocimiento. Sigamos construyendo, desde la Economía Social y Solidaria, un sistema de salud que realmente honre el ineludible legado ético de las grandes figuras de nuestra historia.

* Presidente FAMSA (Federación Argentina de Mutuales de Salud)

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