domingo, julio 6

PERSISTENCIAS BIENALSUR

La respiración como eje vital en el Museo Fernández Blanco

Desde el domingo 6 de julio y hasta el 30 de noviembre, el Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco, ubicado en la calle Suipacha 1422 de la Ciudad de Buenos Aires, se convierte en el escenario de una experiencia artística que invita a la reflexión profunda sobre un elemento esencial para la vida: el aire y la respiración.

La muestra Persistencias Bienalsur reúne las obras de cuatro artistas destacados: Pablo Reinoso, Juan Sorrentino, Mene Savasta y Clemente Padín, quienes, desde sus distintas propuestas, vuelven palpable lo invisible y vital del acto de respirar.

Al ingresar a la sala, una sutil vibración —rítmica y persistente— inunda el espacio. Esta vibración genera una vivencia física y meditativa que atrapa al visitante, evocando el acto primario del respiro, una experiencia tan natural como fundamental. Es precisamente esta dimensión esencial que hace posible la vida lo que los artistas ponen en el centro de sus reflexiones y creaciones.

Clemente Padín abre el diálogo con su video-poema Aire, que documenta acciones realizadas en varias ocasiones con la intención de alertar sobre el deterioro creciente de este recurso tan preciado y vulnerable. Su obra no solo muestra imágenes, sino que convoca a una conciencia urgente sobre la crisis ambiental que amenaza la calidad y la existencia misma del aire que respiramos.

Por su parte, Juan Sorrentino envuelve al espectador en una instalación cargada de analogías rítmicas, donde ciclos de luz pulsante se entrelazan con sonidos vibrantes de baja frecuencia. Estas dimensiones sonoros-visuales actúan como metáforas elementales que representan la esencia de la vitalidad, haciendo que el gesto automático de inhalar y exhalar cobre una nueva visibilidad, una presencia tangible dentro del espacio.

Simultáneamente, Mene Savasta y Lima Motta aportan una instalación maquínica única que funciona de manera autónoma para insuflar aire repetidamente en varios globos dispersos sobre el suelo. Esta obra no solo representa la acción de respirar como un gesto físico, sino que también pone en juego la relación mecánica y rítmica que puede tener ese acto vital con los procesos del tiempo y el movimiento.

Finalmente, Pablo Reinoso constituye un eje complementario mediante sus Respirantes, objetos que personifican la combinación entre el tiempo y el ritmo a través de la respiración artificial. Cada Respirante adquiere una entidad singular, explorando cómo este fenómeno invisible puede adquirir cuerpo y presencia, mostrando la respiración como un elemento plástico, casi escultórico, que conecta lo orgánico con lo conceptual.

Este conjunto de obras no llega en un momento cualquiera. En medio de una crisis medioambiental sin precedentes y crecientes tensiones sociales a nivel global y local, la muestra adquiere una dimensión política y ética. La enfatización en la fragilidad del aire y del propio cuerpo humano remite directamente al desgaste de los recursos naturales, a la vulnerabilidad de los ecosistemas y a la precariedad inherente de nuestras condiciones de vida actuales.

Persistencias Bienalsur, entonces, no es sólo una exposición artística más: es un llamado poético y urgente a reconsiderar la importancia del aire y la respiración en todas sus dimensiones. Nos confronta con la necesidad de cuidar lo invisible que sostiene toda forma de existencia, haciéndonos conscientes de que en cada inhalación reside un vínculo sutil pero irrenunciable con el planeta y con la vida misma.

Con este recorrido por obras que hacen palpable lo intangible, el Museo Isaac Fernández Blanco invita a los visitantes no solo a observar, sino a vivir una experiencia sensorial y conceptual que derriba fronteras entre arte, naturaleza y conciencia colectiva. La respiración, ese acto mínimo y constante, se transforma en el pulso que sostiene la instalación, una metáfora del latir silente que necesita ser escuchado para preservar nuestro futuro común.

Visitar Persistencias Bienalsur es, en definitiva, una oportunidad para detenernos, respirar y reconocer en ese acto simple un acto de resistencia, un acto político y poético que nos conecta profundamente con el ahora y con lo que está por venir.

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