miércoles, abril 30

MIÉRCOLES DE JUBILAD@S

«El 1° de Mayo, Día de la Trabajadora y del Trabajador, es mucho más que una fecha en el calendario. Es un símbolo histórico que condensa la larga y ardua lucha de la clase trabajadora alrededor del mundo: una historia plagada de conquistas, retrocesos, resistencias y esperanzas que han forjado, con el tiempo, los derechos y beneficios que hoy muchos dan por sentados», expresa el comunicado de esta semana de la Mesa Nacional de Organizaciones de Jubilad@s y Pensionad@s, donde invita a reflexionar a la sociedad toda sobre el compromiso y el fortalecimiento de la lucha en defensa de los intereses de las trabajadoras y trabajadores nacionales y globales.

Efectivamente, el Día del Trabajador conmemora la lucha, el esfuerzo y la dignidad de generaciones de hombres y mujeres que levantaron sus voces frente a la explotación y la injusticia, para construir sociedades más justas, equitativas y humanas. Entre esos colectivos se encuentran las jubiladas y los jubilados, quienes, como auténticos integrantes del movimiento obrero, continúan su activa militancia, enfrentando nuevas adversidades y demandando el pleno respeto a sus derechos.

Las personas jubiladas representan un pilar fundamental dentro del entramado social y sindical de nuestro país. Su experiencia y compromiso político son insoslayables a la hora de pensar en un proyecto social transformador. Desde la Mesa Coordinadora Nacional de Organizaciones de Jubilados y Pensionados, señala que durante la conmemoración de esta jornada no sólo exigirá mejores condiciones de vida para quienes ya no están en actividad laboral diaria, sino de seguir construyendo una sociedad libre de explotadores y explotados.

Se trata de reclamos enfocados a la inmediata implementación de medidas urgentes que palien la grave situación económica y social que atraviesa este sector:

Aumento de emergencia inmediato: Reclaman que el haber mínimo se equipare al valor de la Canasta del Adulto Mayor, tal como está calculada por la Defensoría de la Tercera Edad de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y que este criterio se aplique proporcionalmente para el resto de la escala jubilatoria. Esta demanda responde a años de pérdida progresiva del poder adquisitivo que afecta directamente el bienestar cotidiano de miles de personas.

Gratuidad de los medicamentos: Para garantizar el derecho básico a la salud, cuya vulnerabilidad se torna crítica para la población jubilada, usualmente con mayores necesidades médicas y menor capacidad económica para afrontar los costos de tratamientos y fármacos esenciales.

Nuevo sistema previsional público, de reparto, solidario e intergeneracional: La Mesa Coordinadora insiste en la necesidad de un sistema que se gestione de forma democrática y participativa, con la administración confiada a trabajadores activos y jubilados. Este planteo emerge como una crítica al actual régimen de seguridad social, influenciado por políticas neoliberales, privatizaciones parciales y constantes recortes que socavan la justicia social.

Normalización del PAMI (Programa de Atención Médica Integral): Este pedido incluye que la conducción y administración del PAMI estén en manos de trabajadores activos y jubilados, lo que implica una gestión basada en la representación real de sus usuarios y en la defensa genuina de sus derechos y necesidades.

Ninguna de estas reivindicaciones puede ser alcanzada sin una sólida unión y una organización consecuente, capaz de desafiar las políticas impuestas por un gobierno calificado por estas organizaciones como “cipayo”, en tanto sostén del poder económico nacional e internacional y aliado de organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI). El calificativo “cipayo” alude a un gobierno subordinado a intereses extranjeros y financieros que prioriza la rentabilidad y el endeudamiento externalizado en detrimento del bienestar social, elementos que han profundizado la desigualdad y la precarización de las condiciones de vida de las mayorías trabajadoras.

Como expresan las jubiladas y jubilados desde la Mesa Coordinadora Nacional, este 1° de Mayo “nos encontrará diciendo ¡presentes!” en cada convocatoria, en cada plaza y en cada acto que se lleve a cabo con el más alto espíritu de unidad y solidaridad. Porque la lucha obrera no envejece ni se agota: se transforma y se renueva con la experiencia de quienes han dado gran parte de sus vidas y con la energía de quienes hoy transitan las trincheras laborales.

La jornada que en su origen conmemoró a los mártires de Chicago y la lucha por la jornada laboral de ocho horas se sostiene en nuestros días como una bandera de justicia social y dignidad humana. No es una fiesta protocolar ni un feriado más: es un llamado permanente a la organización, la resistencia y la esperanza. En tiempos donde las estrategias de poder intentan dividir y desgastar a los sectores populares, la reafirmación de objetivos claros y concretos, sumada a la acción colectiva, se presenta como el camino inevitable para lograr transformaciones estructurales. La reivindicación de un sistema previsional justo, acceso garantizado a la salud y condiciones dignas para quienes ya aportaron a la sociedad son exigencias irrenunciables.

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