jueves, noviembre 13

HISTORIAS DE RECOLETA Y RETIRO

Los Álzaga (II) y las Invasiones Inglesas

por Gabriel Luna

Martín Álzaga se casó en 1780 con María Magdalena Carrera Indá, de familia porteña muy acomodada, una relación útil para los fines comerciales y políticos de Álzaga. Él tenía 25 años y ella 15. Ayudado por su suegro, Álzaga formó una flota de cuatro barcos dedicada en especial al comercio de esclavos (que eran entonces una principal fuerza de trabajo), la plata, las especias y telas de Holanda. Crece su fortuna y en 1785 comienza su carrera política ingresando al Cabildo como defensor de pobres (curioso comienzo, dada su posición).

Ya entonces, en 1785, el matrimonio tiene tres hijos: Lucía, Francisca y Cecilio. Habitan una casa grande en la actual calle Bolívar al 540. Tendrán diez hijos más. Y casi toda la familia, contra lo que podría esperarse, tendrá un futuro trágico.

Era una época de cambios profundos. La Revolución francesa contra la monarquía en 1789, y la Revolución industrial en Inglaterra, con la producción de máquinas que reemplazan la mano de obra esclava. A esto cabe sumar en nuestro caso el agotamiento de plata en la mina de Potosí, la reducción de la demanda de esclavos y también su comercio. Y dos sucesos más que marcarían profundamente a los Álzaga: la guerra anglo española de 1804-1809, y en concreto la batalla naval de Trafalgar en 1805, ganada por los ingleses, que puso fin al predominio marítimo español, y que tuvo como consecuencia local las Invasiones inglesas a Buenos Aires en 1806-1807; y después la Revolución de mayo en 1810, como consecuencia de la Revolución francesa y de la guerra franco española de 1808-1814.

Los ingleses, tras la independencia de su colonia en América del Norte en 1776 y la pérdida comercial inherente, organizan una sorpresiva invasión al Río de la Plata desde el Cabo de Buena Esperanza (Sudáfrica) para expandir sus mercados en el Sur. El 27 de junio de 1806, el general Beresford tomó Buenos Aires, la capital del Virreinato del Río de la Plata, y enarboló, bajo desfile solemne, la bandera británica en la Plaza Mayor —hoy, Plaza de Mayo—. Rebautizó el territorio con el nombre de “Nueva Arcadia” y a continuación estableció el libre comercio —es decir, imponer la supremacía del comercio inglés— y la rebaja de los aranceles. Tras la Revolución industrial, Inglaterra imponía sus productos y su comercio; ese era el objetivo.

Pero no era el objetivo de la Corona española, ni del virrey Sobremonte —que huyó con los caudales a Córdoba—, y tampoco el de los comerciantes españoles de Buenos Aires, entre los que estaban Juan Pueyrredón, Anselmo Sáenz Valiente, Matías Cámara, José Martínez de Hoz y Martín Álzaga. Estos comerciantes, vascos y castellanos, que no querían competir ni compartir sus lucrativos negocios de contrabando y tráfico de esclavos con el mercado inglés, organizaron la resistencia en la ciudad tras la ocupación de Beresford (todas las guerras tienen un trasfondo económico), y facilitaron la entrada, el mantenimiento y el accionar de los ejércitos españoles que venían desde Córdoba y Montevideo para expulsar a los ingleses.

Martín Álzaga tenía entonces 51 años. Era alto, flaco, narigón, se movía rápido y era un gran calculador. Procuraba mediante túneles minar y hacer estallar el Fuerte frente a la Plaza Mayor, donde estaba el alto mando inglés. Pero no pudo hacerlo.

Sin embargo, llegaron los ejércitos españoles de Sobremonte, Liniers, Ruiz Huidobro y Bustos que sitiaron Buenos Aires y derrocaron a Beresford con la ayuda de los comerciantes tras 46 días de ocupación.

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