lunes, octubre 13

FUTURA 05. CULTURA EN MOVIMIENTO EN EL CCEBA

El Centro Cultural de España en Buenos Aires (CCEBA) en forma articulada con la  Fundación Williams, anuncia la selección de los proyectos que integran la 5ª edición del programa FUTURA: herramientas para una cultura en movimiento. Bajo el eje «Gestión Cultural Afectiva», esta convocatoria busca potenciar iniciativas que utilizan el arte y la cultura como motores de encuentro, memoria y cuidado colectivo en todo el país. Mapas de barrio, cuadernos de campo, historietas que dialogarán con genealogías familiares y proyectos que devuelven vida a ríos y bosques. Esas piezas, diversas en forma y escala, componen ahora la quinta edición de FUTURA: herramientas para una cultura en movimiento,  que empujan hacia una gestión cultural más afectiva, colectiva y conectada con los territorios.

La convocatoria —bajo el eje «Gestión Cultural Afectiva»— traza un paisaje de prácticas que entienden el arte como encuentro y cuidado. En las descripciones oficiales y en las conversaciones que se sucedieron tras el anuncio, se repite una palabra que funciona como brújula: comunidad. Se trata de sostener procesos largos, de acompañar memorias y cuerpos que suelen quedar fuera de los circuitos tradicionales de financiamiento.

Entre los proyectos elegidos aparecen historietistas que, con viñetas y páginas, visibilizan identidades y narrativas periféricas; colectivos que rescatan memorias feministas y territoriales mediante archivos y actividades públicas; redes docentes que desde la ruralidad reconfiguran prácticas pedagógicas; y experiencias de arte en la naturaleza que, más allá de la poética, tienden a restaurar ecosistemas. Es un muestrario donde lo estético y lo político se entrelazan: la obra es herramienta y el proyecto, acto de reparación.

Juan Urraco, coordinador del programa, sintetiza esa intención cuando afirma que la selección «es un mapa vivo de la cultura contemporánea argentina». La metáfora —mapa— no es gratuita. Los proyectos funcionan como puntos de referencia que, conectados, permiten leer recorridos de resistencia y creatividad: movimientos de archivo que rescatan voces olvidadas; colaboraciones interdisciplinarias que problematizan lo público; colectividades que piensan el cuidado como práctica central de la gestión cultural.

FUTURA, concebida como programa de profesionalización, combina formación especializada a cargo de referentes del sector con acompañamiento para el desarrollo de proyectos. En cinco ediciones ha convocado a más de 900 gestores y creativos e incubado más de 50 proyectos culturales federales. Esos números, por sí solos, ya indican algo más que una estadística: evidencian la consolidación de una red y un dispositivo que opera en escala —nacional y territorial— y que apuesta por la asociatividad, la sustentabilidad y la fidelización de nuevos públicos y comunidades culturales.

La elección de enfatizar la «gestión afectiva» implica una reconfiguración de prioridades. Tradicionalmente, la gestión cultural se ha medido por indicadores cuantitativos: espectadores, recaudación, asistencia a talleres. Aquí se propone otra cuenta: tiempo de escucha, sostenimiento de procesos colectivos, cuidados interpersonales e interinstitucionales. Es una gestión que pone el énfasis en la calidad de los vínculos —entre artistas, audiencias, territorios— y en la capacidad de los proyectos para reparar, enlazar y proyectar futuros.

En la práctica, ese enfoque se traduce en iniciativas concretas: casas culturales que se convierten en nodos de ayuda mutua; archivos que recuperan testimonios silenciados; talleres en escuelas rurales que resignifican saberes locales; proyectos ambientales que integran conocimiento tradicional y técnicas artísticas para restituir paisajes. Muchas de estas propuestas no buscan protagonismos sino potenciar dispositivos colectivos: festivales barriales, jornadas de memoria, redes docentes que comparten recursos y estrategias para sostener la vida cotidiana en espacios donde la oferta cultural es escasa.

La lógica de FUTURA también pone en valor la interdisciplinariedad. El cruce entre prácticas artísticas, pedagogía, ecología y trabajo comunitario no es un agregado cómodo, sino una condición para abordar la complejidad de los territorios. Ese cruce habilita nuevas preguntas: ¿cómo se acompasa la memoria con la innovación educativa? ¿de qué manera un archivo puede convertirse en plataforma de acción política? ¿qué prácticas artísticas reparan ecosistemas y, a la vez, generan nuevas formas de habitar?

Las voces de quienes participan del programa suelen remarcar otro rasgo: la apuesta a lo colectivo como forma de sostenimiento. En contextos locales donde las instituciones estatales o las estructuras formales flaquean, las redes construidas desde la cultura se transforman en tejido social. FUTURA legitima estrategias de organización que amplían los modos posibles de hacer cultura. El desafío radica en consolidar impactos a largo plazo: sostener equipos, generar condiciones laborales dignas para quienes hacen cultura, evitar la precariedad que muchas veces recorre el campo creativo. Además, la réplica de estos modelos en territorios dispares exige flexibilidad —lo que funciona en una provincia no siempre es trasladable a otra sin adaptación— y voluntad de escucha por parte de las instituciones promotoras.

Si FUTURA se ha convertido en un «mapa vivo», como propone Urraco, ese mapa requiere actualización constante: más nodos, mejores caminos, puentes que superen fragmentaciones. Pero también necesita que quienes transitan por él cuenten con recursos continuos y con la posibilidad de articularse con otras políticas públicas y programas que refuercen su labor. En esa cartografía en movimiento, las piezas seleccionadas para la quinta edición son, en sí mismas, una promesa: proyectos que cuidan, reparan, vinculan y siembran futuro desde el trabajo colectivo. Son iniciativas que comprenden la cultura no como un bien consumible, sino como una práctica vital para habitar y transformar el entorno. FUTURA, con su impulso formativo y acompañamiento técnico, ofrece herramientas; las comunidades y sus agentes, con su saber y su tiempo, aportan la materialidad de los cambios.

Proyectos seleccionados.
Viñetas en Crisis. CABA. Rubro: Artes gráficas. Profesionalización editorial. Diversidad. Participantes:  María Agustina Casot.
Sinopsis: capacitación en autogestión para autoras y autores de historietas LGBTIQ+ y mujeres cis. El proyecto busca visibilizar a referentes federales para fortalecer a la comunidad y culminar con la publicación de una historieta tras capacitaciones y encuentros de producción. 

Club de Coleccionismo Afectivo. Bariloche, Río Negro. Rubro: Artes visuales / Coleccionismo afectivo / Autogestión. Participantes:  Bárbara Visconti y Pilu Danegger.
Sinopsis: visibilización y puesta en valor de la red de coleccionismo afectivo de Bariloche. Proponga la creación de un club con una muestra pública de colecciones y una subasta performativa para impulsar el circuito artístico local.

Banquete Reconquista. Cerámica que transforma. Localidad: José León Suárez, Municipio de San Martín, PBA. Rubro:  Oficios / Cerámica / Inclusión social. Participantes: Mayra Heras Levy y Jonathan Sánchez.
Sinopsis:
 proyecto de formación y reinserción social a través del oficio cerámico en el Centro Universitario CUSAM. Ofrece herramientas a personas privadas de su libertad y promueve la construcción de redes territoriales y la inserción social a través del arte .

Archivo de Futuros. Localidad: Partido de S. Martín, Campus Miguelete, UNSAM. Rubro:  Arte / Ciencia / Juventudes. Participantes: Hugo Martínez
Sinopsis: construcción de un espacio interactivo donde jóvenes de escuelas secundarias plasman su visión del futuro. El material se conserva y es desclasificado al año siguiente, vinculando a los jóvenes con el mundo universitario.  

Tandilia: Red colaborativa, afectiva y creativa de docentes rurales del centro de la PBA. Tandil, PBA. Rubro: Educación / Prácticas del lenguaje / Ruralidad. Participantes: Braian Urban.
Sinopsis:
 el proyecto destinado a estudiantes busca explorar y documentar, con una antología, la tradición oral de relatos populares de sus comunidades, con el objetivo de convertir un grupo de diez docentes de escuelas rurales en una red de apoyo para abordar problemas profesionales en sus comunidades, promoviendo la capacitación, el intercambio y el trabajo articulado.

Dionisio y Bernardo: frontera de juego. Bernardo de Irigoyen, Misiones. Rubro: Infancia / Interculturalidad / Frontera. Participantes: Nicolás Rodríguez Sosa
Sinopsis: creación de un festival llamado «Frontera de Juego», una convivencia de seis días para niños, maestros y artistas que celebran la interculturalidad y el bilingüismo. La experiencia culmina con la publicación de un libro de juegos bilingües.

Imprimir Memoria: Caja de herramientas gráficas para no olvidar. AMBA. Rubro: Artes gráficas / Memoria / Derechos humanos. Participantes:  Antonella Andreoletti y Camila Mack.
Sinopsis: 
caja de herramientas conceptuales y materiales para que docentes trabajen el eje de Memoria y Derechos Humanos en el aula. Permite a los estudiantes generar piezas gráficas como afiches y fanzines.

Laboratorio de la luz. Foco en las aguas. General Belgrano, PBA. Rubro: Arte lumínico / Medio ambiente. Participantes: Valeria Junquera.
Sinopsis:
 proyecto de arte lumínico que visibiliza la contaminación del agua para consumo humano en General Belgrano, convocando a la comunidad a unirse en la defensa del derecho al agua limpia.

Fuera de registro. Archivo, memoria y diseño desde una perspectiva feminista. AMBA. Rubro: Diseño argentino / Género / Archivos. Participantes: Hay Futura (Paola Pavanello, Laura Corti y Laura Varsky)
Sinopsis: construcción de un archivo abierto y feminista para recuperar historias y memorias de mujeres en el diseño argentino. Convoca a diseñadoras, estudiantes y familias a compartir objetos y relaciones.

Campamento Abierto. Rosario, Santa Fe. Rubro: Infancias / Arquitectura Participantes: Carina Mercado.
Sinopsis: encuentro para reimaginar espacios a cielo abierto a través del juego en Rosario. Proponer una práctica artístico-arquitectónica que valore las voces de infancias y juventudes para promover el diseño colectivo de espacios comunes.

Jardín de nubes. Experiencias regenerativas desde los bosques.Comarca Andina (El Hoyo, Lago Puelo, El Bolsón), Chubut y Río NegroRubro: Medio ambiente / Residencia Participantes:  Gabriela Hernández y Álvaro Martín
Sinopsis: ciclo de micro-residencias y trabajo comunitario para la recuperación del Bosque Andino Patagónico tras los incendios. Promueve una red de intercambio de saberes e impulsa viveros comunitarios para la reforestación.

Entredisciplinarias: arte, archivo y educación.Tafí Viejo, Tucumán. Rubro: Arte contemporáneo / Archivo / Educación / Nuevos relatos. Participantes:  Diego Gelatti.
Sinopsis: colaboración entre artistas, docentes y trabajadores del Archivo Municipal para desarrollar un dispositivo pedagógico. El material producido se incorporará al Archivo, sentando las bases para un ciclo de trabajo anual.

Título del proyecto: Barro: la olla común. Escobar, PBA. Rubro:  Cerámica / Género / Inclusión. Participantes:  Paula Lucila Benítez y Macarena Aguiló.
Sinopsis:
 taller de cuencos y ollas de barro con mujeres y jóvenes de El Barrial Puertas Abiertas. Busca democratizar las prácticas artísticas y generar lazos sensibles que reparen el tejido social.

Animal Impreso: ensayos para habitar el mundo. La Plata, PBA. RubroArte gráfico / Jóvenes / Diversidad / Salud mental. Participantes: Ayelén Ruiz de Infante y Laura Pires.
Sinopsis
: plataforma de encuentros entre jóvenes y artistas donde el arte gráfico se usa como herramienta para abordar temas urgentes en la adolescencia, como la salud mental, la diversidad y los vínculos.

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