lunes, octubre 13

FESTIVAL DE LA SÚPER LUNA EN BUENOS AIRES

Este sábado 11 bajo la «súper luna» de octubre, el barrio de Villa Crespo se convertirá en un pequeño rincón de China para celebrar el Festival de la Luna. La cita es en el Mercat, uno de los espacios más singulares y con mayor impronta asiática de la ciudad, que se prepara para vivir una celebración que reúne historia, cultura y sabores alrededor del astro nocturno.

Una tradición milenaria en clave porteña
El Festival de la Luna es una de las fechas más importantes del calendario lunar chino. Se celebra el día 15 del octavo mes lunar, cuando la luna aparece más brillante y redonda del año. Es una celebración de la familia, la abundancia y el reencuentro: se encienden faroles, se cuentan leyendas —entre ellas la de Chang’e, la diosa lunar— y se comparten pasteles de luna, esos dulces redondos que simbolizan unidad y prosperidad.
Traer esa tradición a Buenos Aires implicó no solo reproducir rituales, sino crear un espacio donde porteños y visitantes puedan acercarse a costumbres, música y sabores que tal vez no conocen. El resultado es una mezcla de autenticidad y adaptación local: una puesta en escena festiva que funciona a la vez como celebración y como puente cultural.

Actividades: danza, música y charlas
La programación del Mercat Villa Crespo combina lo didáctico con lo lúdico. En el escenario se alternarán danzas tradicionales que narran mitos y relatan historias antiguas, y demostraciones más contemporáneas como muestras de C-Pop. Instrumentos como el guzheng y el erhu aportaron timbres a la noche, y habrá espacio para la danza Nishu y para exhibiciones de Kung Fu que, además de su valor estético, ofrecen una ventana a prácticas culturales con siglos de historia. También dictarán charlas y habrá espacios de intercambio sobre costumbres chinas: cómo se celebra el festival en distintas regiones, el simbolismo de los faroles y la historia detrás de los pasteles lunares. Pequeñas cápsulas informativas clave para entender por qué, aún a miles de kilómetros de China, la luna puede ser motivo de encuentro y memoria.

Sabores que acompañan la luna
Ninguna celebración cultural está completa sin su componente gastronómico. La feria gastronómica del festival incluye puestos donde se pueden degustar dumplings, noodles, distintos tés y, por supuesto, pasteles de luna en varias presentaciones. Esa oferta permite armar un recorrido culinario que complementa la experiencia sensorial: la textura de un dumpling, el aroma de un té o la dulzura especiada de un mooncake ayudan a transportar a muchos asistentes hacia la tradición que se conmemoraba.

Entrada libre, encuentro colectivo
Una de las decisiones más celebradas por el público es que la entrada sea gratuita. Esa apertura facilita la participación de personas diversas: familias con niños, jóvenes curiosos por la música asiática y vecinos del barrio que se acercan por la curiosidad. Más allá del factor recreativo, la propuesta funciona como un nuevo intercambio cultural: la Ciudad, con su tradición de inmigración y convivencia, vuelve a demostrar su capacidad de incorporar y celebrar otras tradiciones.

El Festival de la Luna en Buenos Aires no busca reproducir de forma exacta las celebraciones en China, sino generar un encuentro respetuoso y pedagógico que acerque la tradición a públicos locales. Una doble experiencia para quienes participan: por un lado, el disfrute inmediato de las propuestas artísticas y de los sabores; por otro, una invitación a pensar la Ciudad como un espacio donde distintas tradiciones pueden encontrarse y dialogar. Bajo la luz de la Super Luna, por una noche Buenos Aires tendrá un pedazo de China en su corazón —y la luna, eterna testigo, parece aprobar el gesto de hospitalidad cultural.

Foto: Maxi Buono

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