jueves, abril 18

ROMPER CON EL ESTEREOTIPO MASCULINO

La ruptura del estereotipo masculino que exige al hombre ser único proveedor económico, autosuficiente y sexualmente hiperactivo es clave en la deconstrucción del sistema patriarcal y machista, opinaron especialistas en derechos humanos y género.

«No existe una forma de constituir lo masculino, aunque desde la sociedad se impongan determinadas condiciones que son justamente las que tenemos que romper para comprender que existen masculinidades plurales y diversas», señaló a Télam Hugo Huberman, psicólogo social, educador popular y militante de género.

El especialista aseguró que «en tanto sigamos criando hombres a los que se les inculque que la sexualidad está sólo en la genitalidad o que deben ser `fuertes` y autosuficientes, no cesará la demanda de prostitutas, por ejemplo, entonces seguirá habiendo trata».

«Hay que recuperar la ternura, el afecto y el encuentro que implica la sexualidad, y dejar de asociarlo con lo genital, con el poder porque, por ejemplo, el uso de dinero por sexo tiene que ver con la autoridad y manipulación sobre el otro cuerpo».

«La formación en este camino de niños y jóvenes es central en la lucha contra la violencia hacia la mujer, y también en la búsqueda de equidad de género», aseguró.

Huberman explicó que «producto de este mandato social que implica que el hombre tiene que `irse a las piñas`», cuatro de cada cinco adolescentes muertos en América Latina son varones, en su mayoría producto de riñas callejeras, adicciones y suicidios.

«Tampoco los servicios de salud ni las políticas públicas de salud son dirigidas a varones por esta idea de que `el hombre no se tiene que enfermar ni va la médico`, entonces, por ejemplo, no hay campañas masivas para prevenir el cáncer de próstata», añadió.

Otro ejemplo acerca de cómo operan los condicionamientos sociales es que «después de la crisis de 2001 las que levantaron la situación dando impulso a la economía solidaria fueron las mujeres, porque el hombre que se queda sin empleo queda destruido y no tiene esa creatividad».

Integrante de la campaña Lazo Blanco, una acción de hombres comprometidos contra la violencia hacia la mujer que lleva cinco años trabajando en distintos países latinoamericanos, Huberman sostuvo que «cuando hablamos de violencia de género, no nos referimos sólo a la mujer golpeada, sino a múltiples violencias».

«Para deconstruir el sistema patriarcal y machista tenemos que cambiar la cultura que impone estereotipos para hombres y mujeres», opinó Fabiana Túñez, integrante de la asociación civil feminista “La Casa del Encuentro”.

Coincidió en que «trabajar sobre la educación de los varones, desde pequeños, es central en esta titánica tarea de erradicar definitivamente la violencia hacia las mujeres».

En este sentido, Túñez consideró que «el aporte de quienes trabajan seriamente sobre masculinidades es complementario a nuestra labor; siempre decimos que los varones no son nuestros enemigos, los enemigos son los violentos y abusadores».

Ambos militantes expresaron su repudio a las organizaciones de hombres que han difundido la supuesta existencia del Síndrome de Alineación Parental que, haciendo una simplificación, plantea que las mujeres influencian a sus hijos para que éstos digan que fueron abusados por sus papás.

«Este supuesto síndrome no existe, y estos grupos lo único que hacen es reproducir la violencia que denunciamos», indicó la militante de la Casa del Encuentro.

Mientras que Huberman agregó que «muchos de estos grupos intentan pegársenos, pero nosotros siempre nos diferenciamos y nos preocupa su existencia porque generan un doble discurso del que, lamentablemente, algunos medios se hicieron eco».

Los luchadores por la equidad de género también coincidieron en la necesidad de implementar la Ley de Educación Sexual Integral y de ahondar en estas temáticas en las currículas educativas.

«En definitiva, quienes trabajamos sobre masculinidades no peleamos por derechos para hombres, sino por la construcción de un mundo más equitativo con acceso a los derechos para todas y todos», concluyó Huberman.

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