jueves, abril 18

MOM RESISTE

La Cooperativa de Trabajo Gráfica MOM vive hoy un proceso de lucha que transita en dos carriles paralelos: el que se da en los estrados judiciales y está en manos del juez que lleva la causa; y el que mantienen los trabajadores día a día, gracias al que consiguieron mejorar notoriamente su calidad de vida.

 Fueron los tiempos de maltrato y pésimas condiciones laborales los que llevaron a la toma de la planta y la conformación de la cooperativa. Sus trabajadores, ahora asociados, denuncian que no sólo sus patrones les adeudaban cerca de cuatro meses de sueldo, sino que además recibían muchos maltratos psicológicos, e incluso físico, al tratar con la misma negligencia en los cobros a los trabajadores víctimas de accidentes laborales; moneda corriente en una imprenta gráfica.

 Ante esta situación, los obreros decidieron acercarse al Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes) para pedir la matriculación como cooperativa; incluso antes de decidir la toma de la planta. Mientras los patrones organizaban sorteos para decidir quién cobraba durante aquél mes –cosa que de todas formas no se cumplía-, los futuros asociados se reunían en secreto.

 Al poco tiempo se pusieron en contacto con la Red Gráfica, quien les propició una abogada para estudiar la demanda por los salarios y pedir la quiebra al tiempo que se daba la organización de los operarios. Sin embargo, la patronal se enteró de los planes de los trabajadores; y pronto los amenazaron con enviarlos presos y no pagarles la suma adeudada. Esa misma noche tomaron la fábrica, con la asistencia y el apoyo moral de la Red Gráfica y varias otras cooperativas.

 “No nos vamos a olvidar de quienes estuvieron junto a nosotros desde el comienzo”, dijo Ramón, asociado de la cooperativa.  Y agregó: “Somos trabajadores con mucho respeto. Hasta el mismo fiscal dijo que ni siquiera éramos agresivos; pero si morimos, vamos a morir adentro. No importa el dictamen del juez. Después de formar la cooperativa, nuestra calidad de vida mejoró muchísimo. Laboral y psicológicamente”.

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