jueves, abril 25

LA OTRA HISTORIA DE BUENOS AIRES

En el libro «La otra historia de Buenos Aires» Gabriel Luna repasa los primeros cien años a partir de la primera fundación de la ciudad, en 1536, y marca la lógica de la identidad porteña.

«Si no sabes a dónde vas, vuelve para saber de donde vienes… Volver no quiere decir volver para quedarse en el refugio de la nostalgia… es la dinámica que disipa nieblas y afirma los sentidos sociales e individuales», explica Luna en la introducción de su investigación novelada.

Esta edición de Punto de Encuentro funciona «como un espejo ubicado en el origen» que, al mirarlo, ilumina las cuestiones que determinaron la identidad porteña, señala la contratapa del libro.
«¡Esta es nuestra ciudad! ¡Estas son nuestras calles! Y éstas las cuestiones que nos determinaron»: en palabras de Luna, una aldea más entre las tantas que creó la Corona para asegurar los centros de extracción de metales preciosos; olvidada por los monarcas al otro lado del Atlántico y cuna de un contrabando feroz con que sus habitantes compensaron ese olvido.La casa editora agrega que «detrás del espejo hay, por supuesto, un trabajo documental estricto», y así Luna va develando cómo se hizo realidad la leyenda del cerro que mana plata; o el paraíso terrenal de la benéfica y tropical Asunción, llamada en España «La tierra de Mahoma» debido a los harenes de tipo granadinos que allí instaló soldadesca española.La responsabilidad de Hernandarias, un joven de rostro monstruoso y desfigurado «por la fiebre» y el primer criollo en gobernar Santa María de los Buenos Ayres; la llegada de los primeros negros desde Brasil y el candombe; los confederados; son tan sólo algunos de los temas que repasa el autor.Los sistemas esclavos del yanaconazgo, la mita y la encomienda; el puerto; la aduana seca; la trata de personas; se suceden en este texto.

La gran meseta que pisa Pedro de Mendoza, en busca de una ruta hacia la preciada plata, es el comienzo de esta historia porteña, en un fuerte instalado por los invasores españoles que por más de cuatro décadas fueron vencidos, no por los indios, sino por el hambre y el frío.

La gobernación del despótico Pedro Esteban Dávila, en 1636, pone fin al volumen que, en el resumen y las conclusiones Luna define como historia novelada y la diferencia de la novela histórica por el hecho de que, para él, «lo importante fue recrear la historia con personajes, y no ponerle a los personajes un fondo histórico».

«la historia es la esencia de este relato, un relato que no puede ser objetivo porque el lenguaje mismo nunca es objetivo», concluye el autor.

Este porteño nacido en 1959, estudió Historia e Ingeniería en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y, tras recorrer Latinoamérica y cursar distintos talleres literarios se decidió por la escritura, con «Ensamble», «Abrapalabra» y «Away internacional» entre otras obras.

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