viernes, marzo 29

CECILIA GRIERSON

(1859 – 1934)
Esta luchadora, descendiente de inmigrantes, nació en Buenos Aires, un 22 de noviembre de 1859 y murió el 10 de abril de 1934. Entre Ríos fue el escenario de su niñez y a la edad de trece años una escuela rural de la provincia le permitió iniciarse en la práctica de la enseñanza junto a su madre. Aquella experiencia fue un anuncio del destino futuro pues más adelante Cecilia realizaría dicha actividad de manera profesional.
La desaparición física de su padre hizo que Cecilia pronto conociera el significado y valor del trabajo como institutriz para una familia rica de Buenos Aires. Por entonces decide ingresar a la Escuela Normal Nº 1 de Barracas para comenzar estudios de magisterio, recibiéndose a los 19 años.
Al poco tiempo comienza a trabajar en el ámbito educativo, pero fue la muerte de una amiga íntima la que trazó el rumbo de Cecilia hacia el campo de la medicina. Semejante decisión significó, para la época, un atrevimiento para el mundo académico masculino y en virtud de ello tuvo que explicar ante la Facultad de Medicina los motivos que la llevaron a pretender ejercer su derecho a aprender. Este, en todo caso, fue un episodio más de los tantos actos de discriminación que debió sufrir por su condición de mujer.
Los obstáculos no la amedrentaron, ya antes de recibirse era ayudante sin salario en la misma Facultad que cursaba estudios. Finalmente el 2 de julio de 1889, con su tesis sobre Listero-ovariotomías, Cecilia Grierson se recibió de médica cirujana, título que la expuso para siempre como la primera mujer médica de nuestro país y de América del Sur. Ella fue el arquetipo para que otras mujeres se iniciaran en el ámbito de la ciencia, por ejemplo Julieta Lanteri.
Su actividad profesional la puso en permanente contacto con la realidad social que vivían muchos desamparados en la europea ciudad de Buenos Aires. Es así como en 1891 se enfrenta contra la epidemia de viruela, luego sería el cólera. Ambas desgracias la deciden a fundar la primera Escuela de Enfermeras de la República Argentina. En esa dedicación al semejante, Cecilia Grierson brindó sus servicios en la desaparecida Casa de Aislamiento, el hospital Rivadavia, el ex Hospital San Roque y la Academia de Bellas Artes.
En 1892 creó la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios, contribuyó al futuro desarrollo de la kinesiología con su libro Masaje Práctico, conoció algunos países europeos que le aportaron conocimientos y de esa experiencia surgió Educación Técnica de la Mujer. Participó en el Consejo Internacional de Mujeres de 1899 realizado en Inglaterra, participación que derivó en la creación de una rama nacional de este organismo. Alentó el surgimiento del Consejo Nacional de Mujeres con temáticas propias del género. También merecieron su atención los accidentados, los niños con problemas de desarrollo para quienes su atención fue gratuita, los sordomudos y los ciegos. En el terreno de la investigación abordó la obstetricia y la ginecología; en 1901 fundó la Asociación Obstétrica Nacional y una publicación sobres estas cuestiones denominada Revista Obstétrica.
En esos años tan dedicados al trabajo tuvo el reconocimiento de otras mujeres cuando en el año del Centenario, 1910, ocupó la presidencia del Primer Congreso Feminista Internacional de la República Argentina.
El retiro de la actividad de esta médica social solo tuvo como recompensa una pensión graciable que por supuesto no reconocía el importante aporte que la Doctora Grierson hizo a la sociedad argentina. Actualmente la Escuela Superior de Enfermería que depende de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires lleva su nombre.

MARCO ROSELLI – LOS MALDITOS EXCLUIDOS DE LA HISTORIA OFICIAL – Vol. III – Pág. 101 – Ed. Madres Plaza de Mayo

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