jueves, marzo 28

BALDOSA EN MEMORIA DE MIGUEL ANGEL BUSTOS

El poeta, periodista y dibujante detenido-desaparecido, Miguel Ángel Bustos, fue recordado hoy en un acto organizado por la agrupación Barrios por la Memoria de Almagro, mediante la colocación de una baldosa en la vereda de su casa, en la calle Hortiguera 1529  del barrio de Parque Chacabuco .
Bustos colaboró como crítico literario en las revistas Panorama y Siete Días, y en los diarios La Opinión y El Cronista Comercial, entre otras. Publicó cinco libros de poemas, con dibujos propios, que fueron prologados, entre otros, por Leopoldo Marechal y Osvaldo Bayer. Cuatro murales (1957), Corazón de piel afuera (1959), Fragmentos fantásticos (1965), Visión de los hijos del mal (1967) y El Himalaya o la moral de los pájaros (1970). En una entrevista, publicada en Análisis en 1970, Bustos,  revelaba cómo se conjugaban la poesía y el dibujo en El Himalaya o la moral de los pájaros: “Busqué construir una especie de códice, apoyado en un texto y en dibujos. Lograr lo equivalente a un ideograma chino o japonés. Pintar el verbo es mi obsesión. […]Yo quise que este libro se abriera y se leyera como los sacerdotes mayas o aztecas cuando abrían a pleno sol sus códices y leían las figuras o jeroglíficos transmutados así: el dibujo era verbo; y el verbo, dibujo.”
Nacido en Buenos Aires en 1932, Bustos cursó hasta tercer año en la Facultad de Filosofía y Letras, y aprendió inglés, francés, alemán, portugués, italiano y rumano. Entre 1958 y 1962 viajó por el norte de la Argentina, Brasil, Bolivia y Perú, en una búsqueda por la identidad continental que refleja en poemas y dibujos. En la entrevista citada más arriba, decía también: “Me acuerdo siempre de un indio en Cusco con una tira de piel o cuero llevando a la espalda un madero cargado como una bestia. Nunca sentí un dolor tan monstruoso: sentir que yo era del color de los conquistadores”.
1970  inauguró, en la sociedad Argentina de Artistas Plásticos, su única muestra -cuyo catálogo fue escrito por Aldo Pellegrini- compuesta por más de 30 obras, entre dibujos, acuarelas y pinturas donde se funden en un mismo cristal  los ríos del pensamiento precolombino, de la tradición poética maldita y del ocultismo.  Tres vertientes negadas y reprimidas por el pensamiento occidental.
En 1971, en un debate sobre cultura, decía Miguel Ángel: “Yo creo que la poesía es de origen divino. Eso lo creo absolutamente. Desde el momento en que tiene un origen secreto y un origen oculto. Pese a que creo que tiene un origen oculto, secreto y divino, personal en cada poeta, eso no me quita, en mi caso, una militancia. Naturalmente que no escribo del origen divino, sino que escribo de mi mano, con mi lapicera. Por lo tanto, yo adopto una posición política que es bien clara. Creo que es imposible escapar a esa militancia política desde el momento que no se puede escapar de nada. Es mejor conceder que la militancia política nos tome que tratar de huir de ella. Es irremediable.”
Miguel Ángel Bustos extremó el lenguaje poético -terso, exquisito y riesgoso-, y lo continuó, con nuevas y ajustadas herramientas, en el periodismo crítico. Es uno de los poetas más importantes de la generación del 60, y su valoración póstuma se vio interrumpida por la cacería que lo desapareció el 30 de mayo de 1976. Su secuestro se produjo por la noche, cuando un grupo de personas que se identificaron con unas tarjetas amarillas como pertenecientes a la Policía Federal, golpearon la puerta de su domicilio en el que vivía junto a su esposa Iris y su pequeño hijo Emiliano. Ingresaron entre cuatro y seis personas vestidas de civil, encerraron a su esposa en la cocina junto con su hijo, mientras destruían el lugar, y tras media hora se  lo llevaron.
Hasta el momento no existen testimonios que aseguren su paso por un centro clandestino de detención, aunque su caso fue tratado en la causa que investigó delitos de lesa humanidad del Primer Cuerpo de Ejército.
Miguel Ángel Bustos -según la conclusión del cuidado estudio de época que realiza su hijo- eligió un camino político que podría definirse con las palabras de Julio Santucho en Los últimos guevaristas: “Esta exaltación del factor subjetivo que está en la base del humanismo socialista del Che; esta fe inmensa en la capacidad de entrega y de lucha de las clases populares, y este impulso moral que antecede y trasciende la opción política, constituyen la herencia guevariana que habrían de formar parte de la cultura política del PRT”. Las ideas de ese partido, y las de su brazo armado, el ERP, son las que culminan un viaje político que, para Bustos, como para buena parte de su generación, se había iniciado en la Revolución Cubana. Bustos fue colaborador, aunque sin firma, de Nuevo Hombre, vocero al FAS (Frente Antiimperialista por el Socialismo), cercano al PRT.

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