viernes, abril 19

AÑO NUEVO CHINO EN BELGRANO

Miles de personas participaron el sábado de los festejos del año nuevo chino en el barrio porteño de Belgrano, dónde distintas instituciones de la comunidad china exhibieron diferentes espectáculos tradicionales y propuestas culturales.
La calle Arribeños, desde la estación Belgrano C del Ferrocarril Mitre, se convirtió en el punto de reunión elegido por miles de personas para celebrar el fin del año del Caballo y recibir al año de la Cabra.
Esa calle, presidida por un gran arco Chino a modo de bienvenida, reúne a decenas de comercios de productos orientales y sedes de distintas organizaciones de la colectividad china.
Marcos, un abogado de Ramos Mejía, llegó vestido con las ropas de quien practica artes marciales. «Cuando comencé con el kung fu a los 15 años no tenía idea de lo que significaba la cultura china, pero a medida que avanzaba en las artes marciales me enamoré de una cultura milenaria que tiene muchas cosas para enseñarnos», comentó.
«Hoy vine a darle una mano a mi maestro que va a realizar una presentación, esta es una muy linda puerta de acceso a la cultura china y todos deberían aprovecharla», añadió.
Natalia es de Palermo y vino con su novio, Jeremías, a festejar San Valentín en las Barrancas de Belgrano. «Queríamos hacer algo diferente para celebrar este año y cuando nos enteramos que estaba esto nos vinimos de una, hay mucha gente pero pudimos entrar en algunos locales y comprar cosas muy lindas. Ahora vamos a ir para la plaza de enfrente porque nos dijeron que va a haber una demostración de danzas y queremos quedarnos hasta recorrer todo», agregó.
Carolina, que llegó a la Argentina desde la ciudad china de Shangai cuando tenía 11 años, explicó que «aunque son dos culturas muy distintas, existen muchos puntos en común. Creo que lo más importante es la gran valoración de la familia que hacemos los chinos y los argentinos».
«Adaptarse no es tan fácil. En China uno ve gente en todos lados, todo el tiempo, y sale a la calle un domingo temprano acá y esto es un desierto. Al principio asusta», añadió.
«La gente es muy cálida y eso ayuda a la integración. Además hay mucha curiosidad por nuestra cultura, que para muchos es desconocida, y se acercan a preguntar con mucho interés y respeto», completó.

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